I MENSAJE CENTRAL
Te voy a resumir el mensaje en una frase: Vivir en la tierra del favor de Dios, como vimos la semana pasada, no significa que no habrá batallas o gigantes que enfrentar.
Por eso hoy Dios quiere enseñarnos en su palabra como enfrentar todas aquellas batallas que se nos presenten en nuestra tierra prometida.
II INTRODUCCIÓN
Un día, un hombre estaba parado debajo de una cordillera de montañas de casi 1,000 mts. de altura, en la cima había fortalezas custodiadas por un ejército de gigantes muy bien entrenados para la guerra.
Este hombre tenía 85 años y ahí, estando parado debajo de esa montaña dijo: ¡Dame esta montaña, porque Dios me la prometió!
¿Quién a los 85 años haría tal acto de valentía? Ese hombre es Caleb, mira lo que le dice a Josué, cuando Israel iba a entrar a la tierra prometida, después de vagar cuarenta años en el desierto ahorita se los proporcionamos.
(NVI) Josué 14:12 “12 Dame, pues, la región montañosa que el Señor me prometió en esa ocasión. Desde ese día, tú bien sabes que los (gigantes) anaquitas habitan allí, y que sus ciudades son enormes y fortificadas. Sin embargo, con la ayuda del Señor los expulsaré de ese territorio, tal como él ha prometido.”
Caleb estaba reclamando la promesa que Dios le había hecho hacía cuarenta y cinco años, (porque tardaron cinco años más para entrar), aunque eso le implicaba bien armados y a pertrechados en la cima de una montaña.
Esto suena muy extraordinario, pero ¿No te suena también algo familiar?
Tal vez no estés delante de una montaña física pero tus problemas los sientes inmensos, pueden ser una montaña de deudas, de dolor por la pérdida de una relación, de pensamientos y sentimientos negativos constantes, ansiedad, depresión o algún diagnóstico negativo de salud, un gran problema económico o una suma de varios de ellos.
Esas son algunas de las montañas que podremos encontrar en nuestra tierra de favor prometida.
La versión King James en inglés dice literalmente:
(KJV) Josué 14:12(a) “ 12 … give me this mountain,”
Literalmente dice Caleb: ¡Dame esta montaña!
De aquí que el mensaje de hoy lleva por título: ¡DAME ESTA MONTAÑA! Las batallas en la Tierra de Favor.
III EL ORIGEN DE LA CONFIANZA DE CALEB
Esta primera parte del mensaje lleva por título: El origen de la confianza de Caleb.
Caleb tenía cuarenta años cuando junto a Josué y a otros diez espías fueron a observar por cuarenta días como era el territorio que Dios les había prometido que les daría.
La Biblia narra que Josué y Caleb regresaron muy confiados en que podrían tomar la tierra prometida, aunque había gigantes guerreros y ciudades fortificadas, pero los otros diez espías y todo el pueblo, tuvieron temor y no confiaron en Dios, y por esa razón tuvieron que dar vueltas en el desierto por cuarenta años, un año por cada día que estuvieron espiando la tierra de Canaán.
Ahora Caleb tiene 85 años y no ha olvidado la promesa que le hizo Dios hace 45 años, cuando Moisés dijo:
(NVI) Deuteronomio 1:34-36 “Cuando el Señor oyó lo que ustedes dijeron, se enojó e hizo este juramento: 35 “Ni un solo hombre de esta generación perversa verá la buena tierra que juré darles a sus antepasados. 36 Sólo la verá Caleb hijo de Jefone. A él y a sus descendientes les daré la tierra que han tocado sus pies, porque fue fiel al Señor.”
Esto fue lo que dijo Dios antes de enviarlos a todos a vagar por el desierto.
Y te preguntarás ¿Cómo le hizo Caleb para aferrarse a la promesa de Dios? ¿De dónde le vinieron esa determinación y fortaleza? ¿Cuál fue la fuente de su audacia y su fe?
La Biblia dice:
Daniel 11:32(b) “mas el pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará.”
Todo esto lo pudo hacer Caleb porque conocía bien a su Dios y confiaba ciegamente en Él.
Al final, la historia de Caleb es menos de Caleb y más del Dios que Caleb conocía.
Caleb sabía que Dios es el cambiador del juego, el vencedor de gigantes, Él es el dador de fe y Él es el guardián de las promesas, ¿Amén?
Y por eso Caleb sabía que con Dios de su lado él no podía perder.
Caleb estaba seguro de que Dios actuaria a su favor.
Salmos 18:29 “Contigo desbarataré ejércitos, Y con mi Dios asaltaré muros.”
Esta es la confianza que nos transmite la historia de Caleb, saber que Dios actuará a nuestro favor, por eso dijo:
(NVI) Josué 14:12(c) “… con la ayuda del Señor los expulsaré de ese territorio, tal como él ha prometido.”
Y el apóstol Pablo lo explica así:
Romanos 8:37 “Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.”
En Cristo estamos hechos para prosperar y no solo para sobrevivir, somos más que vencedores en todas las áreas de nuestra vida.
Entonces podemos concluir que el origen de nuestra confianza a la hora de enfrentar a nuestros gigantes debe ser la seguridad de que Dios nos ha prometido que su victoria en la cruz nos da nuestras victorias.
IV MIRANDO LOS DESAFÍOS COMO CALEB
Esta segunda parte del mensaje se titula: Mirando los desafíos como Caleb
Vamos a ver la historia completa de lo que Caleb le dijo a Josué (recuerde que Dios puso a Josué como repartidor de las tierras para cada tribu):
(NVI) Josué 14:6-12 “6 Los descendientes de Judá se acercaron a Josué en Guilgal. El quenizita Caleb hijo de Jefone le pidió a Josué: Acuérdate de lo que el Señor le dijo a Moisés, hombre de Dios, respecto a ti y a mí en Cades Barnea. 7 Yo tenía cuarenta años cuando Moisés, siervo del Señor, me envió desde Cades Barnea para explorar el país, y con toda franqueza le informé de lo que vi. 8 Mis compañeros de viaje, por el contrario, desanimaron a la gente y le infundieron temor. Pero yo me mantuve fiel al Señor mi Dios. 9 Ese mismo día Moisés me hizo este juramento: “La tierra que toquen tus pies será herencia tuya y de tus descendientes para siempre, porque fuiste fiel al Señor mi Dios.10 Ya han pasado cuarenta y cinco años desde que el Señor hizo la promesa por medio de Moisés, mientras Israel peregrinaba por el desierto; aquí estoy este día con mis ochenta y cinco años: ¡el Señor me ha mantenido con vida! 11 Y todavía mantengo la misma fortaleza que tenía el día en que Moisés me envió. Para la batalla tengo las mismas energías que tenía entonces. 12 Dame, pues, la región montañosa que el Señor me prometió en esa ocasión. Desde ese día, tú bien sabes que los (gigantes) anaquitas habitan allí, y que sus ciudades son enormes y fortificadas. Sin embargo, con la ayuda del Señor los expulsaré de ese territorio, tal como él ha prometido.”
Miremos las montañas como lo hizo Caleb.
Nuestro Padre celestial quiere que veamos nuestras montañas como las vio Caleb, en lugar de mirar un problema, mirar ese tiempo como un tiempo en que el Padre quiere vernos crecer en nuestro carácter, en nuestra fe y en nuestra habilidad de confiar en Él.
Cada montaña que te encuentres, cada problema que aparezca en tu vida, ten la seguridad de que detrás hay una gran promesa de Dios esperándote.
Los comeremos cómo a pan.
Veamos como fue el momento en que Josué y Caleb hablaron con el pueblo tratando de convencerlos de entrar a la tierra prometida:
Números 14:6-10(a) “Y Josué hijo de Nun y Caleb hijo de Jefone, que eran de los que habían reconocido la tierra, rompieron sus vestidos, y hablaron a toda la congregación de los hijos de Israel, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra en gran manera buena. Si Jehová se agradare de nosotros, él nos llevará a esta tierra, y nos la entregará; tierra que fluye leche y miel. Por tanto, no seáis rebeldes contra Jehová, ni temáis al pueblo de esta tierra; porque nosotros los comeremos como pan; su amparo se ha apartado de ellos, y con nosotros está Jehová; no los temáis. Entonces toda la multitud habló de apedrearlos.”
El mundo querrá apedrearte.
Empezaré por el final, ten en cuenta esto cuando enfrentes gigantes: No siempre que hables fe la gente te va a entender y menos apoyar, la mayoría de las veces tratarán de aventarte piedras para que no hagas lo que crees.
Tu fe los incomoda, tu fe los saca de su zona de confort, y eso no les gusta.
Subidos en los hombros de Dios.
Caleb y Josué miraron los gigantes, miraron las ciudades fortificadas, pero luego se subieron en los hombros de Dios y miraron a los gigantes como migajas de pan tirados en el suelo, por eso dijo Caleb “los comeremos cómo a pan”.
Para los hijos de Dios, los gigantes de nuestros problemas y desafíos nos alimentan, no nos detiene.
En la tierra de favor de Dios, cada problema nos alimenta y nos hace más fuertes, porque Dios forja nuestro carácter y nuestra confianza en Él.
Así que hoy te invito a subirte a los hombros de Dios y comenzarás a ver tus más grandes problemas cómo pedazos pequeños de pan, que además de ser pequeños, te los vas a comer, y además te alimentarán.
Verás tu fe y tú carácter fortalecidos para ver tus promesas cumplidas y las de tus generaciones. ¡Aleluya! ¡Adore al señor con un aplauso!
Podemos concluir esta segunda parte del mensaje diciendo: Que, a las montañas de los problemas de la vida se les mira desde los hombros de Dios para mirarlas como migajas de pan.
V EL EXTRAORDINARIO LINAJE DE CALEB
Esta última parte del mensaje se titula: El extraordinario linaje de Caleb.
De Caleb no se sabe nada en La Biblia hasta que cumple cuarenta años, que es llamado a formar parte del equipo de doce espías que entraron a la tierra prometida para reconocerla.
Pero ¿Qué pasó en la vida de Caleb durante las primeras cuatro décadas de su vida?
Éxodo 3:9-10 “El clamor, pues, de los hijos de Israel ha venido delante de mí, y también he visto la opresión con que los egipcios los oprimen. Ven, por tanto, ahora, y te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel.”
¡Exacto! Caleb fue un niño esclavo, que cuando se hizo joven, se convirtió en un joven esclavo, y al hacerse ya un adulto de 35 años, seguía siendo, ahora un señor esclavo.
Caleb nació esclavo y fue esclavo por cuarenta años.
Caleb venia de la nada, era lo que hoy podemos llamar un “Don Nadie”.
No tenía linaje real, no había estado en grandes escuelas, no tenía familiares famosos, no tenía amigos poderosos, era “un Don Nadie”.
Mucha gente cree que los héroes de la Biblia, como Caleb, eran personas extraordinarias o con grandes dones dados por Dios, pero no, todos ellos eran hombres y mujeres comunes y corrientes, literalmente, como tú y yo, pero con la total confianza en un Dios poco común, un Dios extraordinario.
Mucha gente cree que, porque no tiene estudios, no tiene relaciones importantes o no tiene familiares que hayan cambiado su vida ellos tampoco podrán.
¿De dónde nos sacó Dios?
¿Se acuerda de este versículo?
1a Corintios 1:30 “ Mas por él estáis vosotros en Cristo Jesús, el cual nos ha sido hecho por Dios sabiduría, justificación, santificación y redención;”
Este versículo lo hemos predicado mucho en este tiempo de la Gracia, y se lo he recomendado para que lo convierta en una de sus oraciones permanentes, ¿recuerda?
Ahora, vamos a conocer su contexto:
(NVI) 1a Corintios 1:26-30 “26 Hermanos, consideren su propio llamamiento: No muchos de ustedes son sabios, según criterios meramente humanos; ni son muchos los poderosos ni muchos los de noble cuna. 27 Pero Dios escogió lo insensato del mundo para avergonzar a los sabios, y escogió lo débil del mundo para avergonzar a los poderosos. 28 También escogió Dios lo más bajo y despreciado, y lo que no es nada, para anular lo que es, 29 a fin de que en su presencia nadie pueda jactarse. 30 Pero gracias a él ustedes están unidos a Cristo Jesús, a quien Dios ha hecho nuestra sabiduría —es decir, nuestra justificación, santificación y redención— 31 para que, como está escrito: Si alguien ha de gloriarse, que se gloríe en el Señor.”
¿Ya ve de doné sacó Dios a Caleb? De la nada, de lo vil y menospreciado, del mismo lugar de donde lo sacó a usted y a mí.
Ahora podemos entender mejor porque la gracia es para aquellos que saben que no la merecen.
En las debilidades también sobreabunda la Gracia.
(NVI) Romanos 5:17 y 20 “17 Pues si por la transgresión de un solo hombre reinó la muerte, con mayor razón los que reciben en abundancia la gracia y el don de la justicia reinarán en vida por medio de un solo hombre, Jesucristo. 20 En lo que atañe a la ley, ésta intervino para que aumentara la transgresión. Pero allí donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia,”
La paga del pecado es muerte y dónde haya un área como muerta para ti o entregándote frutos secos y muertos, ahí abunda la Gracia.
La gracia no sólo sobre abunda donde abunda el pecado, sino donde abunda la debilidad, la muerte y la sequedad.
Por eso Pablo Dijo:
2a Corintios 12:9-10 “Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.”
El poder de Dios se perfecciona en nuestra debilidad, de la misma manera que un café se perfecciona en una taza vacía y no en una taza media llena de té o aún de un café viejo.
No, el poder de Dios se perfecciona cuando lo dejas actuar en ti reconociendo que ningún esfuerzo te puede llevar a la victoria que Él tiene para ti, sólo su gracia.
En lugar de mirar nuestras naturales incapacidades miremos la abundante Gracia que Dios tiene preparada en esas áreas por nuestra fe en la obra de amor consumada en la cruz.
Seamos fuertes en su Gracia.
(NTV) 2a Timoteo 2:1 “ “Timoteo, mi querido hijo, sé fuerte por medio de la gracia que Dios te da en Cristo Jesús.”
Sé fuerte en la Gracia, dice el apóstol Pablo, nuestra fortaleza para enfrentar desafíos que parecen invencibles, como gigantes o como montañas, nos viene de ese linaje que nos permite sabernos que somos, a los ojos del mundo, un “Don Nadie”, pero eso mismo permite que nuestro Dios y Padre pueda actuar por nosotros y darnos las más espectaculares victorias.
Podemos concluir que venimos del mismo linaje que Caleb, venimos de la nada, pero que no importa cuál sea nuestro pasado, que no importa lo que nos haya pasado antes, si no tenemos estudios, familiares importantes o amigos poderosos, el poder de Dios se hace presente cuando reconocemos nuestras áreas de debilidad.
VII MINISTRACIÓN
Y tú y yo, que somos un “don Nadie” y que venimos de un pasado doloroso o difícil, a Él le encanta que gente como tú y cómo yo abramos los ojos a la Gracia y a su amor porque es en nosotros donde Él puede usar todo su poder para darnos más abundantemente de lo que pedimos y entendemos.
Ahora puedes decirle a Dios con toda confianza: He aprendido a librar mis batallas en la tierra de favor, así que: ¡Dame esta montaña cómo me lo prometiste!
Amén.